Este proyecto nace desde mi corazón, el corazón de Neus: de las ganas de ayudar a otras mujeres a sentirse bien consigo mismas. Todo empezó hace años, cuando descubrí que la fisioterapia de suelo pélvico no solo aliviaba dolores o mejoraba síntomas, sino que transformaba vidas. LA MÍA, la primera.

Y es que esta aventura no empezó en un momento fácil, ni perfecto. Empezó en plena maternidad, con una niña de un año y otra de dos correteando a mi alrededor, en medio de noches sin dormir, pañales, emociones intensas y un cuerpo que todavía estaba buscando volver a ser mío. Soy valenciana, pero la vida me trajo hasta Sevilla, y fue aquí donde sentí con más fuerza la necesidad de crear un espacio que yo misma había echado de menos: un lugar seguro, de paz, de verdad, con profesionales que no solo supieran, sino que también acompañaran.

Lo que empezó como una vocación con mil ganas y muchísima ilusión, hoy es un proyecto que ha superado todas mis expectativas. Lo que soñé, se hizo realidad. Y fue aún mejor de lo que imaginaba. Me rodeé de personas que saben más que yo, que creen en lo mismo, que suman. Y, aunque el camino fue duro, cada esfuerzo ha merecido la pena.

Creé este espacio pensando en ti. En las mujeres que atraviesan el embarazo, el postparto, las pérdidas, los cambios físicos y emocionales… esos procesos que tantas veces se viven en silencio, con miedo o con culpa. Aquí no hay cuerpos perfectos ni soluciones milagrosas. Hay mujeres reales, con historias reales, buscando sentirse mejor desde dentro. Y eso es lo que más me mueve: darte herramientas, apoyo y el empujón que necesitas para volver a conectar con tu cuerpo, confiar en él y recuperar tu bienestar.

Cada sesión, cada mensaje, cada evolución vuestra, también es mía. Porque este proyecto no va solo de suelo pélvico: va de acompañarnos, de crecer juntas y de demostrar que sí, que se puede volver a sentirse fuerte, segura y capaz.

Recuerdo perfectamente una de las primeras veces que una mujer, emocionada, me dijo: “Gracias, Neus. Pensaba que esto era normal y que tenía que vivir así para siempre”. Y ahí lo tuve claro: esto no iba solo de músculos. Iba de calidad de vida, de autoestima, de VOLVER A SENTIRTE TÚ.

Gracias por dejarme ser parte de tu camino. Y sobre todo, gracias por hacer realidad el mío.